ESCRITOS


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Ruidos a las 7:04 de la mañana del domingo. O me levanto o mi cerebro me destruirá. 7:25 estoy sentada en el patio. Me obsesiono en vivo. La mirada fija en la pared que compartimos con las chapas. Llorando porque no se canalizar mi energía. Cada acción puede potencialmente cambiar mi vida.
Sesión mental de terapia. Exploro saber identificar cuándo soy yo y cuándo es coraza. ¿Cómo sé cuál soy yo? Todo está mezclado. Y si me obsesiono y pienso en eso todo el día y toda la noche, ¿de qué me sirve? ¿Y si me pone muy triste y soy una junkie de la tristeza? Escucho las mismas frases que ya dije. ¿Cómo aceptar lo verbalizado sin contradicciones ni desprecio? ¿Y si lo que pensé lo decía? ¿Si lo decía y lo hacía? Creí reconocer una resaca particular. Me veo reflejada, envidia, capaz tengo alivio. ¿Fue una decisión o es la parálisis lo que ayuda a la falta de acción? Capaz quedarse quieta no es tomar una decisión. Me toco la nariz porque me saqué el septum después de seis años. Nadie me dijo nada porque mi cara solo me importa a mí. Incoherencia entre hacer, sentir, decir. De acuerdo al ciclo menstrual, es momento de reconocerse en el espejo. Es mejor que detestar la forma humana. ¿Saben a qué canción he llorado toda la semana? A Somewhere Only We Know de Keane. Es un gran clásico. No confío en el vacío detrás del deseo. Demasiado tiempo habitando el monólogo interior. ¿Solo a mí me impacta el encuentro de miradas? ¿Por qué interés es conversar? Me quedo masticando intriga. No importa cuántos escenarios intente predecir, nunca adivino. Pero a veces tengo sueños premonitorios. ¿Qué estoy haciendo? Yo no miento; la coraza capaz sí.
Y si tenés un ratito, ¿por qué no vamos a hablar a nuestro lugar? Y si no tenemos un lugar, lo podemos inventar. Miles de secuencias de montaje reproduciéndose a la vez. La realidad no es parte. La fantasía no es realidad. El embrollo se desanuda con muchísima paciencia y disciplina. Qué paja. Qué tremenda paja.Y las palabras no son suficientes, y no están ordenadas como mis ideas, que tampoco están ordenadas. No sé bajar el contenido, cuento cosas y supongo que no se entienden como yo quiero que sean entendidas, como si yo fuera la única que habla y la única que escucha.

Se va la luz de la imagen y quedo acompañada de mi palabrerío fantasioso. Como una discípula de Alejandra que nadie pidió, repitiendo la culpa por la ilusión con el presunto poder del lenguaje. Pienso: en el habla no está el poder de ordenar las palabras a imagen y semejanza del pensar. Me doy cuenta que quisiera entender todo sin recorrer el camino finito que queda por recorrer. Escribir para mí, recuerdos de palabras que se repiten a lo lejos: "No escribo para que me lean". La Noe lo sabía, ay, cómo lo sabía.

Deseo no tener nada que decir, no-sentir como el deber ser de mi existencia. Pienso y me intento creer que todo lo que tengo es lo inmaterial, lo extensamente humano, lo que roza lo inmortal. Pasa el tiempo, los meses, las semanas, los días y las horas y siguen pasando cosas border, afuera y adentro.

Se pone cada vez más border por nombrarlo. Enrollo mental insuficiente e inútil. Aunque llegue a una conclusión, la olvido si no la escribo. Y si la escribo no es lo mismo que hablarla. Me embromo con mi propia narrativa, como si nada fuera suficiente de nuevo, como si la falta de lectura fuera un castigo por la falta de claridad. Escucho la misma canción en repetición una y otra y otra vez y cuando me quiero dar cuenta ya está oscuro y estoy tirando humo de nuevo.
La llorona arrastra los pies cuando la angustia le gana a todo y levanta las rodillas cuando la rodea la euforia. La llorona vive en un mundo contrastado. La llorona traga pastillas todos los días, aunque no entienda para qué. La llorona se pregunta qué guardan las pastillas detrás de todas esas fórmulas. La llorona se pregunta si a los médicos les importa su vida. La llorona ya no puede diferenciar día de noche. La llorona va perdiendo el sentido del tiempo. La llorona se pregunta si dijo lo correcto, aunque ya sea pasado,mas no pisado, pasado aplastado, ojalá se hiciera añicos, ojalá pudiera sentirse grande la llorona. La llorona, ilusa, piensa que una correcta elección de palabras sí existe. La llorona piensa que puede controlar todo, incluso el ritmo de su llanto. La llorona nunca se cansa de llorar porque lo que siente por dentro no se cansa de ser sentido. Aunque la llorona se vaya a acostar y se tape debajo de cinco mantas, la llorona no para de llorar y sus lágrimas mojan las capas de mantas hasta llegar a las sábanas, que atraviesan el colchón, la cama, el piso, la tierra, llegan al centro y apagan las cenizas, por eso la llorona siempre está rodeada de humo. La llorona se mira llorar al espejo. La llorona se pregunta cuándo dejará de llorar. La llorona se alimenta de sus lágrimas brillantes y saladas. La llorona se esconde detrás de sus ropas oscuras. La llorona no conoce sus límites. La llorona quiere aniquilar su mente. La llorona no lleva nada puesto. La llorona desea dejar de llorar.La llorona desea seguir llorando. La llorona les tiene miedo a sus lágrimas,las piensa tenebrosas. A la llorona le duele la mente de tanto pensar. A la llorona no le gusta ejercitar. La llorona se pregunta si algún día dejará de ser niña. La llorona desea abandonar su niñez. La llorona tiene un secreto en su cuerpo y nunca podrá revelarlo. La llorona miente en terapia y se avergüenza. La llorona aguanta la culpa, pero no la vagancia. La llorona quiere que la lleven al río, al río que corre por sus lágrimas. La llorona sigue
adelante, aunque sólo vive en el tiempo no presente. La llorona tiene miedo, no debe hacer nada más que fingir cordura todos los días. La llorona no sabe cuándo terminar su vida. La llorona se pregunta si algún día podrán sus lágrimas agradar. La llorona todavía cree en cambiar el mundo. La llorona no llora de tristeza, la llorona no llora de alegría, la llorona no llora de angustia, la llorona llora porque es. La llorona es, por lo tanto, llora. La llorona se pregunta qué hará cuando mueran todas las flores. La llorona, aunque a veces no tire lágrimas, pues la llorona llora.

vómito

la llorona
Para limitar, para concurrir al evento final no importa la vida. No intentes controlar lo vasto del espacio ajeno. El panorama es devastador, el panorama es angustiarse. No puedo saber qué es pero se que aparece y come los adentros. Mastica las alegrías, las esperanzas, las escupe y se las lleva el viento. Amar la vida no es para el mundo.
Sube por el pecho y a mi la verdad no me la van a quitar. Capaz no puede ser una cosa quieta y dura. Pero el movimiento puede ser una manía por encontrar algo más. Yo no miento excepto cuando miento. Y porque lo acepto lo sé. Andar por el valle mientras sale el sol que se esconde entre las curvas y brilla cuando puede brillar. No acelera no se vuelve loca no quiere mentir no quiere fingir que puede iluminarlo todo sabe que esconderse detrás de la montaña para descansar es lo más sabio y asi lo hace. Abrir la ventana y sacar la cabeza mejor que los antidepresivos. Ser una casita al costado de la ruta con flores de plástico y el nombre de un muerto y la angustia de una madre viva. Podría pasar que el pigmento de los colores de mi cerebro sea medio trucho, no aguante mucho.
Angustia la vida porque implica la muerte 🤍

cómo aceptar algo tan vasto tan
¿Por qué no puedo escribir con la mente? Si mis dedos fueran palabras sería más fácil. ¿Por qué el cuerpo corre por la pradera y la mente corre por el cemento? Busco saber sobre el universo cuando escribo. Lloro porque es transcendental para mi vida. Mi vida. Mi pequeña y hermosa vida. He estado viva y he estado muerta muchas veces.
Hay tantas cosas para hacer, y nadie vino a quedarse. Escucho ritmos, camino por mi mente, busco algo nuevo para sentir. Posiblemente un día sea el mejor de mi vida, y capaz nunca lo sepa. Que costoso es salir a la calle. Los vicios me empujan a socializar, siento espinas clavadas en la espalda. Siento venir las lágrimas, viene algo trascendental. Pasillos sin fin arrugan la mirada futura, posiblemente sea el peor de los días el que sí me acuerde. Amago a ser algo más de lo que soy porque no tengo miedo. Tengo miedo pero no tengo miedo porque yo digo que no tengo. No me importa si temblar de miedo es real, no tengo miedo. No van a saquear mi corazón con amor a media asta, no quiero que abran mi mente y la vean con la ciencia. Paranormal es lo que siento en las noches, a veces en las mañanas, a veces en las tardes. No festejo estupideces. Para qué sentir, si puedo elegir enviciarme con la vida social. Los posibles aparatos que producen este mundo me están persiguiendo.
Desde hace días no desayuno. No puedo decidir si café, tostadas, naranjas, huevos, palta, yogur, cereales. Igual no tengo palta, la naranja me la vendieron vieja, qué le pongo a la tostada si no hay nada, el café me da calor, el mate me da calor, no hay yogur, no hay huevos, me olvidé de que existe el agua- El aire acondicionado estuvo prendido toda la noche, lo apago. Qué infierno la luz, me recuerda que anoche me dormí llorando sin consuelo. Pero si me armo un porro capaz las sirenas alertas se amansan un rato y ya, tranquilas todas reunidas acá acá acá. ¿Me levanto de la cama? En qué momento te volviste a acostar. Carteles por la calle a veces me hablan. Desde el bondi escucho que me hablan. Un año completo las pastillas me hablaban. Y yo caminaba de una punta del departamento a la otra punta del departamento porque tenía que ensayar la obra, pero los vecinos no debían escucharme porque no iban a entender el contexto. Entonces gritaba pero en realidad susurraba. Saltaba pero en realidad apenas temblaba. Tenía en mente al perro negro que por las siestas me acompañaba. Cerré los ojos y me tiré de clavadito en la cama. Me tiré de lleno en el colchón. Entonces la piba me sonrío y me dijo, no sé que me dijo. De repente yo paseaba por la orilla del mar y la gitana se me acercó y me dijo: no sé que me dijo. Me dio miedo, le dije yo. ¿A la piba? A la piba no sé qué le dije. ¿La gitana? La gitana no me acuerdo aunque si me acuerdo que me dio un amuleto. No hace falta que te explique esto. Ya lo vas a entender. Sola lo vas a entender.
Otra vez mis pies no son la base de mi equilibrio
Otra vez la mirada al frente es la mirada al techo
Si yo miro, y lo que miro me da miedo, ¿puedo gritar?
Si yo abro los ojos, y delante tengo un rostro, ¿puedo gritar?
Si yo camino, y en el camino se aprovechan de mí, ¿puedo gritar?
Si yo recuerdo, y recuerdo con todos los sentidos, ¿puedo gritar?
Si cuando sueño, sueño que me abandonan en la casa del horror, ¿puedo gritar?
Porque sospecho
Que si no puedo gritar
No me voy a poder despertar
Y si no puedo despertar
No voy a escuchar más nada
Y ya no
Ya no voy a decir más nada
Alucino que mi corazón salta de mi pecho y lo agarro con la mano porque tengo muy buenos reflejos, y el corazón sigue latiendo, lo pongo en mi regazo, y sigue latiendo en mi regazo, cae una lágrima sobre el corazón que hierve, y la gota se evapora en un microsegundo, me río mientras lloro. El objeto que habla y se rebela es mi cuerpo.